Claudia Goldin, la reciente ganadora del Premio Nobel de Economía, trasciende como pionera en el estudio de la brecha de género en el ámbito laboral. Su destacada carrera incluye ser la primera mujer en obtener un puesto fijo en los departamentos de Economía de Harvard y Pensilvania. Durante décadas, Goldin ha analizado más de 200 años de datos, desentrañando las complejidades y evolución de las disparidades de género en ingresos y empleo.
A pesar de los avances recientes, la brecha salarial persiste. Goldin resalta una estadística impactante: las mujeres ganan, en promedio, aproximadamente un 82% de lo que ganan los hombres. Esta disparidad no solo es una cuestión de justicia, sino también de eficiencia económica. La eliminación total de la brecha de género podría impulsar el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos en un 10%.
Las mujeres a menudo enfrentan presiones para elegir trabajos con horarios flexibles para equilibrar las responsabilidades familiares, lo que, lamentablemente, contribuye a salarios más bajos. Este fenómeno es especialmente evidente en Ecuador, donde las expectativas culturales en torno a las tareas domésticas y la maternidad intensifican la brecha salarial de género.
La investigación de Goldin destaca tres puntos cruciales. Primero, su análisis revela una curva en forma de U en la participación laboral femenina a lo largo de 250 años, desafiando la noción de una tendencia ascendente constante en las mejores condiciones en el mercado para las mujeres. Segundo, resalta la influencia crucial de las expectativas pasadas en las decisiones educativas de las mujeres, esto afecta la convergencia de ingresos entre géneros. Tercero, Goldin destaca el factor de la maternidad en la brecha salarial.
Estas cifras no solo ilustran la magnitud del problema, sino que también subrayan la urgencia de abordar estas disparidades para construir un mercado laboral más equitativo y eficiente. Según el Banco Mundial, 53% de las mujeres trabajan, frente al 80% de los hombres.
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